Me recuerdo toda la vida quitándome mi mérito, sí, yo, sin que nadie me lo pidiera.
En 5º de EGB (madre mía, algunas de vosotras no sabréis ni qué es eso) me llamaban “la máquina” y no era porque fuese buena en deportes, sino más bien porque tenía las notas más altas de clase.
Por aquel entonces, eso me dotaba del título de “la mejor” de la clase.
¡Menuda lacra!
Y sí, así, con 10 añitos ya pensaba que estaba mal resaltar o considerar que era buena en algo.
Me recuerdo mirando hacia abajo y sintiéndome mal cuando el segundo de clase, un chico, me decía con tonito: “tu nota es más alta que la mía”.
¡Mother of the beautiful love!
Con 10 años y ya me sentía una impostora.
¿Te resuena esta historia?
¿Qué es el síndrome de la impostora?
El síndrome de la impostora es sentirse un fraude, un engaño.
Sentir que no mereces el éxito o la posición alcanzada, incluso teniendo méritos o logros que lo acrediten.
Y digo sentir (esto casi lo gritaría un poco), SEN-TIR, porque diría que es algo emocional, poco racional.
Para mí la peor parte de este síndrome no es “pensar” que no merezco esa posición, ojalá lo fuera… sino más bien esa sensación de sentirme mal, culpable, cuando me reconozco los méritos, la sensación de sentirme inadecuada cuando logro algo.
Vaya mierda.
Sorry si hiero sensibilidades, pero es que es lo que es…
¿Cómo reconocer si tú también padeces el síndrome de la impostora?
Cuando me sentía avergonzada con 10 años el pensamiento de “no me merezco esto” no cruzaba mi cerebro de forma explícita, pero si se removía algo en mi cuerpo como si lo que estaba haciendo estuviera mal.
Así que tendrás que investigar lo implícito, lo silencioso. Lo que no da la cara, pero está.
Tus frases automáticas cuando recibas un halago, tus sensaciones corporales, tus sonrojamientos, miradas gachas…
Quizás sea más bien una frase encubierta, o un auto-adjetivo despreciativo a ti misma, tan automatizado que ni te das cuenta.
Esa sensación de estar haciendo algo mal si te levantas de tu mesa de trabajo a tu hora.
O si vas al gimnasio.
O si lees (porque te encanta).
Todo esto son cosas que pasan en el silencio, la vergüenza es sibilina, se mueve bien en el silencio.
“No… no te mereces eso” (casi en un susurro imperceptible).
Agudiza tus sentidos, especialmente el sensitivo, ese de “sentir” las sensaciones de tu cuerpo y mira si se te encoge el estómago, te encorvas o te pones colorada cuando reconoces, tú u otro, lo maravillosa que eres en esto, lo bien que has hecho aquello o lo que les ha ayudado tu ponencia…
Unas preguntitas para ayudarte a investigar-te
Te regalo unas preguntas, por si te ayudan a descubrirte:
- ¿Sientes que tu trabajo/receta/carrera/cita ha de ser completamente perfect@ y si no, no vale?
- ¿No te gusta que te describan como experta o buena en algo porque te hace sentir mal?
- ¿Tu trabajo se ha convertido en tu vida? Ya no sabes qué es disfrutar.
- ¿Si algo se te da mal de primeras, simplemente lo dejas y te dices: «soy malísima en esto«?
- ¿Te sientes mal si acabas de trabajar «pronto» (tu hora de salida) o realizas actividades no productivas o cuidas de ti?
- ¿»Tengo que prepararme más» es una de tus frases frecuentes?
Si además te pasa algo o mucho de esto:
- A menudo rechazas los halagos y los reconocimientos de tus éxitos.
- Sientes culpa por creer que estás engañando a quien confía en ti (incluso en el terreno personal).
- Atribuyes tus éxitos a la suerte o a que es lo que debes ser/hacer.
- Siempre crees que eso que has hecho podría estar/ser mejor.
- Sientes incapacidad para disfrutar de tus logros.
- Sientes ansiedad ante la posibilidad de que «se descubra» lo impostora/fraude que eres.
- Esperas fracasar en tareas que ya has llevado a cabo con éxito antes.
Vale, vale. Ya, ya. Ahora que has descubierto esto, no me puedo ir sin más y acabar el post aquí.
“No, Cris, no puedes dejarme ahora así, graciosa, y ¿qué hago yo ahora?»
Ok, vale, vale, no cunda el pánico.
Dale al primer paso: in-ves-ti-ga(te)
La tarea ahora es que te “descubras” cuando entras en modo automático en la impostora, porque no puedes cambiar aquello que no conoces.
Mira cómo opera, mira qué te cuesta más; acoger un agradecimiento, recibir un elogio, los reconocimientos por tus logros, la ansiedad ante la posibilidad de que “eso” no sea perfecto, la incapacidad de dejar algo en manos de alguien más, la frustración mientras aprendes algo.
Empieza por conocerte y descubrirte “con las manos en la masa” y cuando lo hagas, tómatelo con humor:
“Uy, hola, impostora, si estás aquí”.
Ponle un nombre a tu impostora si hace falta XD.
Y no hagas nada, no reacciones para que se vaya.
Sólo di gracias, quédate parada sin hacer más o sin conseguir que sea perfecto o quédate en esa clase aprendiendo eso en lo que te sientes mala.
Mírate mucho para que el próximo lunes puedas identificar qué tipo de impostora eres.
Te espero entonces :D.
P.D.: Puedes sentirte una impostora en cualquier campo de tu vida, incluso en el personal.
¿Te suenan estas frases: “¿Por qué me cuida tanto?” ¿Por qué me quiere, si soy muy normal?” “No va a querer quedar conmigo, si soy súper aburrida”…?
También podemos sentirnos impostoras en eso de ser personas valiosas… Así que… tienes toda una semana para observarte.
¡Un fuerte abrazo!