Me recuerdo toda la vida quitándome mi mérito, sí, yo, sin que nadie me lo pidiera. En 5º de EGB (madre mía, algunxs de vosotrxs no sabréis ni qué es eso) me llamaban “la máquina” porque tenía las notas más altas de clase. Por aquel entonces, eso me dotaba del título de “la mejor” de la clase. ¡Menuda lacra!
Y sí, así, con 10 añitos ya pensaba que estaba mal resaltar o considerar que era buena en algo. Me recuerdo mirando hacia abajo y sintiéndome mal cuando el segundo de clase, un chico, me decía con tonito: “tu nota es más alta que la mía”. ¡Mother of the beautiful love! Con 10 años y ya me sentía una impostora. ¿Te resuena esta historia?
¿Qué es el síndrome de la impostora?
El síndrome de la impostora es sentirse un fraude, un engaño. Sentir que no mereces el éxito o la posición alcanzada, incluso teniendo méritos o logros que lo acrediten. Y digo sentir (esto casi lo gritaría un poco), SEN-TIR, porque diría que es algo emocional, nada racional.
Cuando me sentía avergonzada con 10 años el pensamiento de “no me merezco esto” no cruzaba mi cerebro de forma explícita, pero si se removía algo en mi cuerpo como si lo que estuviera haciendo estuviera mal. Eso con 10 años, ahora, a mis 37, lo defino como: “síndrome de la impostora”. Por fin le di nombre, que parece que no, pero oye, tranquiliza.
Y creedme si os digo que para mí la peor parte de este síndrome no es “pensar” que no merezco esa posición, ojalá lo fuera… sino más bien esa sensación de sentirme mal, culpable, cuando me reconozco los méritos, la sensación de sentirme inadecuada cuando logro algo. Vaya mierda. Sorry si hiero sensibilidades, pero es que es lo que es…
¿Cómo reconocer si tú también padeces el síndrome de la impostora?
Podrás reconocerlo cuando recibas un halago, una felicitación, una buena nota, o una cantidad de dinero por tu trabajo… ciertas frases automáticas cruzarán tu cerebro. Ciertas sensaciones corporales se harán con tu cara y tu cuerpo: sonrojamientos, miradas gachas… Quizás sea más bien una frase encubierta, o un auto-adjetivo despreciativo a ti misma, tan automatizado que ni te das cuenta.
Esa sensación de estar haciendo algo mal si te levantas de tu mesa de trabajo a tu hora. O si vas al gimnasio. O si lees (porque te encanta). Todo esto son cosas que pasan en el silencio, la vergüenza es sibilina. “No… no te mereces eso” (casi en un susurro imperceptible).
Agudiza tus sentidos, especialmente el sensitivo, ese de “sentir” las sensaciones de tu cuerpo y mira si se te encoge el estómago, te encorvas o te pones colorada cuando reconoces, tú u otr_, lo maravillosa que eres en esto, lo bien que has hecho aquello o lo que les ha ayudado tu ponencia…
Unas preguntitas para ayudarte a investigar-te.
Como soy preguntadora profesional, te regalo unas preguntas, por si te ayudan a descubrirte:
- ¿Sientes que tu trabajo/esa receta/esa carrera/esa cita ha de ser COMPLETAMENTE PERFECTO y por eso te CUESTA DELEGAR?
- ¿No te gusta que te describan como EXPERT@/BUENA en ALGO porque te hace sentir MAL?
- ¿Tu TRABAJO se ha convertido en TU VIDA? Ya no sabes qué es DISFRUTAR. (Esto sí es de síndrome de la impostora laboral).
- ¿Si quieres ALGO BIEN HECHO, te dices “mejor que lo haga YO MISMA”?
- ¿Si algo SE TE DA MAL de primeras, simplemente LO DEJAS y te dices: ”soy malísima en eso”?
- ¿Te sientes MAL si acabas de trabajar «PRONTO» (tu hora de salida) o realizas ACTIVIDADES NO PRODUCTIVAS/CUIDAR DE TI?
- ¿«Tengo que PREPARARME MÁS» es una de tus frases frecuentes?
- Si además te pasa algo o mucho de esto:
- A menudo RECHAZAS los halagos y los RECONOCIMIENTOS de tus éxitos.
- Sientes CULPA por creer que estás engañando a quien confía en ti (incluso en el terreno personal)
- Atribuyes tus éxitos a la SUERTE o a que ES LO QUE DEBES HACER o COMO DEBE SER.
- Crees que siempre, eso que has hecho, podría SER MEJOR. Tienes una INCAPACIDAD para DISFRUTAR de los logros.
- Sientes ANSIEDAD ante la idea de que «SE DESCUBRA» el fraude que eres.
- ESPERAS FRACASAR en tareas que ya has superado con éxito antes.
Vale, vale. Ya, ya. Ahora que has descubierto esto, no me puedo ir sin más y acabar el post aquí. “No, Cris, no puedes dejarme ahora así, graciosa, y ¿qué hago yo ahora? Ok, vale, vale, que no cunda el pánico.
Dale al primer paso: in-ves-ti-ga(te)
La tarea ahora es que te “descubras” cuando entras en modo automático en la impostora, porque no puedes cambiar aquello que no conoces. Mira cómo opera, mira qué te cuesta más; acoger un agradecimiento, recibir un elogio, los reconocimientos por tus logros, la ansiedad ante la posibilidad de que “eso” no sea perfecto, la incapacidad de dejar algo en manos de alguien más, la frustración mientras aprendes algo.
Empieza por conocerte y descubrirte “con las manos en la masa” y cuando lo hagas, tómatelo con humor: “Uy, hola, impostora, si estás aquí”. (no te tomes tan en serio). Ponle un nombre a tu impostora si hace falta XD. Y no hagas nada, no reacciones para que se vaya. Sólo di gracias, quédate parada sin hacer más para hacer que sea perfecto o quédate en esa clase aprendiendo eso. Mírate mucho para que en un futuro próximo puedas identificar qué tipo de
impostora eres.
Mira a ver si te suena: “¿Por qué me cuida tanto?” ¿Por qué me quiere, si soy muy normal?” “No va a querer quedar conmigo, si soy súper aburrida”… También podemos sentirnos impostoras en eso de ser personas valiosas…