Hoy he leído la carta de una educadora social que acompañó a los adolescentes y jóvenes que estos días están en boca de todos.
La valentía. La reflexión
He tenido que procesar la información y dejar que barbechara, hacerme una idea desde el carácter crítico que aprendí a lo largo de mis años de juventud, y no solamente repetir lo que ya se ha dicho hasta la saciedad.
Crearme mi propia opinión y sacar las fuerzas para comentarla.
En mis redes sociales, desde las que soy muy activa, compartí dicha carta y se ha generado un coloquio en torno a la misma. Comparto con vosotros mi reflexión particular:
«Lamento el sentimiento de esta educadora social, y alabo su gesto para sacar a la luz lo que puede llegar a vivir de forma personal. Sin embargo, hace mas daño quien puede que quien quiere, y que se puedan aleccionar mentes de esa forma es un fracaso social, no sólo personal… Y retomando sus palabras «¿Qué estamos haciendo mal?»
Cuestiona el sistema
El problema, como últimamente vemos, es un problema global, sistémico, del sistema. Lo veo cada día en diversos temas. Las crisis de identidad dejan una veta muy grande de vulnerabilidad y una predisposición a la manipulación, porque es mejor sentirse de un grupo que no sentirse de ninguna parte.
La aceptación de la diversidad como normalidad, el respeto, que no sólo tolerancia (que es asimétrica), y la puesta en marcha de nuestras energías en la dirección de la colaboración, la concordia y el entendimiento son labores que todos, como individuos, podemos llevar a cabo.
No olvidemos que las sociedades no se hacen solas, y no son «entes» en sí mismos.
Una vez alguien me dijo, «los países los hacen los ciudadanos» y qué razón tenía.
El asunto es social, la solución local
Todos somos la sociedad, por eso el problema no es personal ni individual.
Habría que hacer una revisión y una toma de consciencia mayor, que no se quede en el suceso, esto va más allá, y después de dicha revisión y toma de consciencia, actuar.
Pensar en global.
Actuar en local.
Think global, act local.
EL SILENCIO PERPETÚA
Por último decir que el silencio perpetúa, que la culpabilidad y la vergüenza son armas legitimadas por aquellos que las utilizan en su beneficio; de todo rezo, credo, religión o ideología, y que los tabúes sólo ayudan a que este sistema perdure y se perpetúe…
Creo que todo parte siempre del mismo lugar y que el cambio pasa por construir personas enteras, sanas, capacitadas emocionalmente.
Y termino llegando siempre a la misma conclusión…
Empezar por desmontar lo oculto, lo silenciado.
No se puede cambiar aquello de lo que no se tiene consciencia
O peor, se conoce pero no se muestra porque lo creemos tan «malo» como para esconderlo…
Silencio, vergüenza y culpabilidad son malos aliados…
Procesos de auto-conocimiento, honestidad y autocompasión, mi solución.
Ahí lo dejo, que cada uno elabore sus propias conclusiones.
¿Qué puedes/puedo aportar?
Yo, como parte de esta sociedad, voy a ver cómo empleo mis energías en la dirección de aportar para construir personas sanas, completas, enteras…
Un abrazo a tod_s.
Si quieres leer la carta y saber a qué suceso me refiero para hacer esta reflexión, pincha aquí.